Nadie duda que en campaña electoral la política es imagen. Fotos con poses estudiadas, vestimenta seleccionada, gestos asesorados. Nada se deja al azar, se comunica mediante imágenes todo el tiempo.
Es en Estados Unidos
donde mejor transmiten mediante imágenes, expertos donde los haya en marketing y publicidad. Las primeras damas tienen una posición clave en la campaña electoral. En cambio, aquí en España, se quedan en un discreto segundo plano. Contadas son las ocasiones en las que podemos a la mujer de Mariano Rajoy o a las parejas de otros candidatos.
Michelle Obama ocupa portadas y protagoniza titulares: es una prolongación del presidente de los Estados Unidos y de su vida política. Es un elemento activo en la imagen política de su marido, porque también forma parte de la imagen de su gobierno. Siempre sonriente y con outfits bien elegidos, también es un icono de moda.
La ex primera dama francesa, Carla Bruni como modelo y cantante que fue, tuvo que serenar su pose para este papel. Lo más relevante de sus apariciones siempre fueron sus looks, en los que tuvo que cambiar los tacones por el zapato plano, debido a la estatura de su marido, Nicolás Sarkozy.
Otro ejemplo: la que fue mujer del presidente John F. Kennedy , ejerció su papel de primera dama como nunca nadie lo ha vuelto a hacer, impecable y correcta.
Si hablamos de dureza, la palma se la lleva Margaret Thatcher: pelo esculpido, grandes perlas en sus orejas y un firme carácter eran las señas de identidad de La Dama de Hierro, Merkel recuerda su estilo.
Respecto a nuestros representantes políticos, Rubalcaba le confesó a Jordi Évole en una entrevista que su mujer elegía sus corbatas. Hemos visto a políticas españolas en el front row de algún desfile y cómo olvidar aquella sesión de fotos de “las ministras” para Vogue, criticado y tachado por muchos como un acto frívolo.
Una imagen, siempre evoca más ideas y percepciones que un discurso, que requiere atención. Ver a un político besar a un niño o ponerse un casco de obrero tiene más efecto en tu mente que promesas y juramentos.
Se avecinan tiempos de cambio en política y para ganar, los partidos utilizan todas las armas. Tengamos en cuenta que aunque tu imagen sea impecable, no quiere decir que uno mismo lo sea.